SARA GÓMEZ
La curiosidad que te ha traído hasta estas líneas es la misma que me llevó a mí hace unos años conocer habilidades creativas que desconocía que tenía, como el patchwork y la cerámica. El día que esa misma curiosidad me sentó delante de un torno y me enamoró del tacto del barro, ese día, lo cambió todo. Mi camino hacia el comercio y el marketing dio media vuelta a la velocidad que giraba aquella maravillosa herramienta, así que tras realizar algunos cursos y talleres, decidí apuntarme a la Escuela Oficial y así ampliar mis conocimientos en todas las materias aplicables a la cerámica artística. Después de tres años, finalicé mis estudios de Cerámica Artística en Barcelona (2017).
Me gusta realizar piezas basadas en mi carácter, en mi esencia. Pienso que nada me define mejor que lo llevo dentro de mí misma. En mi caso me siento muy identificada con dos tipos de arte: la naturaleza y el mundo árabe. El primero proviene de dónde soy. Supongo que vivir en un pueblo entre el azul del mar y el verde de la montaña se refleja inevitablemente en mi obra. La primavera, ver todo lleno de colores y de vida, el sol cuando amanece por encima del mar, el color del cielo cuando se pone... es pura inspiración. El segundo emana de dónde vengo. Mi familia proviene de Granada, así que no puede ser casualidad mi pasión por el arte árabe: los azulejos, la orfebrería, la yesería... Sin duda, algo de ese arte ha permanecido en mí.
Ahora he abierto mi propio taller donde trabajo, lucho y disfruto de este nuevo descubrimiento que me da la vida como ceramista; la posibilidad de volver a los orígenes, de implicarme en las cosas hechas a mano y con cariño, y de poder mantener viva la artesanía.
La curiosidad que te ha traído hasta estas líneas es la misma que me llevó a mí hace unos años conocer habilidades creativas que desconocía que tenía, como el patchwork y la cerámica. El día que esa misma curiosidad me sentó delante de un torno y me enamoró del tacto del barro, ese día, lo cambió todo. Mi camino hacia el comercio y el marketing dio media vuelta a la velocidad que giraba aquella maravillosa herramienta, así que tras realizar algunos cursos y talleres, decidí apuntarme a la Escuela Oficial y así ampliar mis conocimientos en todas las materias aplicables a la cerámica artística. Después de tres años, finalicé mis estudios de Cerámica Artística en Barcelona (2017).
Me gusta realizar piezas basadas en mi carácter, en mi esencia. Pienso que nada me define mejor que lo llevo dentro de mí misma. En mi caso me siento muy identificada con dos tipos de arte: la naturaleza y el mundo árabe. El primero proviene de dónde soy. Supongo que vivir en un pueblo entre el azul del mar y el verde de la montaña se refleja inevitablemente en mi obra. La primavera, ver todo lleno de colores y de vida, el sol cuando amanece por encima del mar, el color del cielo cuando se pone... es pura inspiración. El segundo emana de dónde vengo. Mi familia proviene de Granada, así que no puede ser casualidad mi pasión por el arte árabe: los azulejos, la orfebrería, la yesería... Sin duda, algo de ese arte ha permanecido en mí.
Ahora he abierto mi propio taller donde trabajo, lucho y disfruto de este nuevo descubrimiento que me da la vida como ceramista; la posibilidad de volver a los orígenes, de implicarme en las cosas hechas a mano y con cariño, y de poder mantener viva la artesanía.